Centro de rehabilitación EBEN-EZER manifestó su pedido de apoyo ante el concejal Ariel Martínez

lunes, 16 de noviembre de 2009

El centro de rehabilitación de adictos EBEN-EZER, que funciona en la calle Gamarra en González Catán, realiza una importante actividad para la sociedad. Allí se contiene y se ayuda a personas adictas, principalmente al paco, y se les ofrece un lugar para vivir y superar su problema.

Además también se acercan al lugar individuos que viven en la calle y no tienen lugar donde ir.
Daniel Novoa, secretario de bloque del concejal Ariel Martínez, visitó el centro y dialogó con las personas que llevan adelante este lugar y escuchó las falencias que tienen y los inconvenientes a los que enfrentan diariamente debido al respaldo que no obtienen.

El centro EBEN-EZER, nació hace varios años por la iniciativa de diez personas que decidieron adquirir el predio para instalar un lugar donde se pueda contener y ayudar a los adictos a través de la Palabra de Dios.

Desde hace cinco años José Miña, un pastor evangélico, y su esposa Angélica están al frente de este espacio. Comenzaron con chicos adictos y luego se sumaron personas que vivían en la calle y que habían estado presas. “Lo primero que hacemos cuando llegan es darles mate y comida, porque llegan con hambre. También le damos ropa que la gente nos dona, le ofrecemos un ducha para que se bañen, porque llegan sucios, y el descanso sobre todo, por tres días lo único que hacen es dormir”, contó la mujer.

Actualmente estén atravesando una dura situación en varios aspectos. Problemas edilicios y de alimentos impiden que la asistencia y la contención se pueda expandir para mas jóvenes y adultos que deseen cambian su vida y alejarse del camino de las drogas, del delito y la calle.

“Nosotros tratamos de trabajar con siete personas pero en el lugar se podrían atender muchas mas, pero por falta de recursos no lo podemos hacer. No les podríamos darle de comer, ni ayudarlos de la mejor manera”, explicó José.

Además, Miña se lamentó porque “Acá solo nos llegan 2 bolsas de alimentos por mes, y con eso no alcanza para alimentar a las personas que están en el lugar. Lo mantenemos vendiendo cosas, como plantas y tortillas que hacemos aquí mismo, porque no recibimos un mango de nadie”.

A su vez, José pidió ayuda porque “hay que solucionar el tema edilicio, los techos están rotos y necesitamos chapas”. También manifestaron la necesidad de la instalación de un cerco para evitar que alguien caiga al arroyo Marales que pasa al borde del centro.

“Tendría que haber mas lugares como este, porque hay muchos chicos que quieren salir de la droga y el delito pero no encuentran el espacio para hacerlo”, esgrimió José.

Por su parte, la hija de Angélica también colabora en EBEN-EZER para ayudar a todos aquellos que lleguen al lugar. “Yo veo el esfuerzo que ellos hacen para mantener el lugar, arreglar los techos, porque llegaron sin nada y pidiendo puerta por puerta nunca les falto para comer”, relató la joven.

Allí, también se cumple con otras asistencias. Según explicó Angélica, ninguno de las personas que llegaron al centro tenían D.N.I. y luego de hacer los tramites pertinentes lograron obtenerlo.

Encontraron su lugar

“Llegue en el baúl de un coche porque en mi barrio me querían matar. Ya era un desastre, le robaba a todos, yo quería morirme, quería que me maten para que no me vean mis hijos, pero por misericordia de Dios no me mataron”, comenzó su relato Alejandro quien tiene 32 años y trabaja diariamente en la Ruta 3 con un puesto donde vende tortillas y de esa manera colabora para mantener en centro de rehabilitación.

Hoy, este joven se enorgullece de haber dejado la droga y poder encontrar un espacio de contención en EBEN-EZER. A su vez desea ayudar a los chicos que actualmente están pasando situaciones similares a la que el pasó. “Cuando voy para el barrio y me cruzo con los pibes que me conocen y ven mi recuperación me piden por favor que los lleve conmigo porque quieren cambiar, pero lamentablemente les tengo que decir que por el momento el centro no da abasto porque no hay recursos, y eso me da mucha bronca porque son muchos los que quieren cambiar de vida y no tienen donde ir”, comentó Alejandro lo que vive cada vez que regresa a Puerta de Hierro, su barrio natal.

A su vez, el joven expresó su preocupación por la escalada del paco en la sociedad. “Cuando llegó el paco casi mato a una persona por cinco pesos para drogarme. No me importaba si mis hijos comían o no, yo quería drogarme y nada mas, estuve 20 días despierto sin dormir nada, cuando fumas paco no te importa nada”.

Juan Carlos tiene 59 años y hasta el año pasado dormía en la calle porque no tenía un techo donde descansar. Llegó al centro y allí encontró su espacio, su lugar en el mundo. Hoy tiene ganas de enseñarle a sus compañeros costura de indumentaria para poder reciclar ropa vieja y hacer nuevas prendas para vender en ferias y, de esa manera, conseguir recursos para hacer crecer al centro de rehabilitación.

Por otro lado, en EBEN-EZER reside un joven que sufre de epilepsia. También vivía en la vía pública y en este espació recibió atención y contención. Sus compañeros cuentan que es muy difícil su estadía en el lugar ya que debería recibir una medicación específica de acuerdo a su enfermedad, pero “cuando juntamos la plata entre todos se la compramos, pero cuando no hay dinero no puede medicarse y sufre ataque epilépticos”, comentaron.

Hace pocos días sufrieron la perdida de un compañero que era muy apreciado allí y las artesanías que realizó este yacen sobre la mesa principal en forma de homenaje y para continuar el camino de ayuda mutua y respeto hacia los demás.

Hoy, piezas por techar, una granja a medio terminar y el proyecto de hacer un comedor para los chicos del barrio conviven en un mismo lugar motivado por la voluntad de autosuperación y de ayuda hacia los demás que tienen los habitantes de EBEN-EZER.

“Hay que combatir el flagelo de la adición y la exclusión social”

El concejal Ariel Martínez manifestó su preocupación por el avance de las drogas y como este flagelo no se ataca directamente para sanar a la sociedad de esta enfermedad. “Las drogas es algo que me preocupa enormemente porque está destruyendo generaciones y no puedo comprender que muchos miren para otro lado”.

A su vez, Martínez reconoció que “la labor de recuperación, contención y ayuda que brinda el centro de rehabilitación EBEN-EZER me parece formidable y me da orgullo que en La Matanza funcione un espacio donde se trabaja para alejar a las personas de la adicción, del delito y del desamparo”.

“No se puede dejar de alentar este tipo de iniciativas y creo que se debería apoyar radicalmente estos proyectos para ayudar a muchas personas mas que viven en situación de riesgo, así como también a sus familias, que en muchos casos se ven desbordadas por la situación”, afirmó el edil matancero.

A su vez, Martínez esgrimió que “hay que ocuparse profundamente en esta materia y se deben tomar serias medidas a nivel nacional para solucionar esto”.

“Yo, desde siempre, sentí el compromiso de trabajar en la lucha contra este flagelo y seguiré en esa misma línea porque creo que es un tema que nos involucra a todos”, concluyó Ariel Martínez.

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